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Tienen que pagar! Cada vez que "explota" algún hecho epatante referido a un crimen contra de la propiedad, o más especialmente contra las personas (agresiónes, asesinados, estupros, pedofilia, ecc.), la opinión pública se escandaliza, se turba, se indigna, se contraría. La gente espera que el gobierno “haga justicia” que los que hayan cometido crímenes sean perseguidos, apresados y condenados y que paguen la justa pena hasta las últimas consecuencias. Se pide en alta voz “ la Certeza de la Pena”. La voz popular es: “han cometido crímenes, tienen que pagar! Tienen que pudrirse en la cárcel, tienen que sufrir como hicieron sufrir a otros! Es cierto que en primera instancia debemos considerar y solidarizarnos con las víctimas de los crímenes que corren el riesgo de ver perjudicada su propia vida por las consecuencias y los traumas vividos. Como ha sido posible? Nos preguntamos, Como ha podido suceder? Qué ha sido lo que no ha funcionado? En qué nos hemos equivocado? Qué tenemos que hacer para que ciertas cosas no vuelvan a suceder? 1) En tal sentido, el discurso cae sobre la prevención. Que hace el Gobierno para defender a los ciudadanos de los criminales? Hoy día la prevención se basa solamente en la intimidación:
si piensas cometer un crimen, piénsalo bien porque podrías terminar en la cárcel! (= prevención general) si has cometido un crimen , no vamos a perseguirte, te enviaremos a la cárcel y allá vas a pudrirte, así vas a aprender a no cometer mas crímenes (= prevención especial);
y la neutralización: mientras un criminal esté encarcelado no puede cometer crímenes.
(En realidad por los pasados cuatro milenios, - esto significa desde el tiempo de los primeros codigos de leyes de Hammurabi y de Moises - la unica respuesta dada a los que infringen la ley has sido... la violencia! Ahora despues de cuatro milenios de experimentar esta solucion podemos decir que el resultado ha sido un fracaso total. Imaginese que el pasado XX siglo ha sido considerado el mas sangriento de toda la historia de la humanidad). (Ves el interesante libro de James Gilligan: “Preventing Violence”, from Thames & Hudson publishers 2001)
2) La cárcel es vista como la justa y única punición por los crímenes cometidos. El preso es alejado de la familia, de los amigos, de la comunidad, está privado de la libertad. El “mal de la cárcel” se opone al “mal del crimen”. Cuanto más grave es el crimen más se prolonga el “mal de la cárcel”: ”ojo por ojo, y diente por diente” (la famosa ley del desquite)
3) La idea de justicia en la cual se basa este concepto de la pena está simbolizado por la balanza, que no implica equilibrio, sino que el bien tiene que merecer el bien mientras que el mal tiene que merecer el mal. Una Justicia que tiene que retribuir mal por mal. (Justicia Retributiva)
“Si están en la cárcel algo de mal hicieron”, se escucha de vez en cuando. Seguramente para muchos ésta es la verdad; si embargo también hay muchos inocentes en la cárcel. Mucha gente dice: “Los criminales son irrecuperables, entran y salen de las cárceles, los esfuerzos para recuperarlos son inútiles. No hay esperanza para ellos, están irremediablemente perdidos!”
A la gente común no le interesa conocer cuáles fueron los móviles que impulsaron a una persona a cometer crímenes; no interesan los detalles. Se quita psicológicamente esta realidad de la conciencia; no se quiere conocer, no se quiere hablar, a menos que algún hecho de crónica negra, bien usado por los Medios, nos haga revivir los crimines, solo para confirmarnos que la justicia no existe, que la certeza de la pena no existe, que los criminales entran en la cárcel y salen después de poco tiempo, que la policía los atrapa y los jueces los liberan etc.
Puede un cristiano pensar de esta manera?
He venido a buscar y salvar a los que estaban perdidos!
Jesucristo, el Fundador del cristianismo, fue apresado, encarcelado, procesado y condenado injustamente a muerte por el Sanedrín, fue crucificado por los Romanos en tiempos del Procurador Poncio Pilatos! Jesús quiso que el primero en entrar en el Reino de Dios fuese un criminal! (LC. 23, 39-43): Jesús está convencido de que los criminales, los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que los que creen ser justos y santos. (MT. 21,31c). Qué piensan ustedes de todo eso? No sería el momento de pensar un poco más seriamente en los problemas que se refieren a la justicia criminal?
Vencer el mal con el bien! En realidad la "praxis revolucionaria" que Jesucristo, planteó en la tierra para salvar a toda la humanidad – porque delante de Dios somos todos pecadores, todos vivimos fuera de su ley, somos todos criminales - se puede expresar de esta manera: Vencer el mal con el bien! En toda su vida, Jesucristo demostró tener el poder de transformar los corazones de piedra en corazones de Hijos de Dios. Y con su Resurrección ha extendido este poder en todo lugar y en todo tiempo.
La “prevención” según el Evangelio “Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se oculta el rostro, tan despreciable, que lo tuvimos por nada. Y con todo eran nuestras dolencias las que llevaba, Y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros lo considerábamos azotado, Herido por Dios y humillado. El ha sido traspasado por nuestras rebeldías, Molido por nuestras culpas. El castigo que nos trae la paz recayó sobre El Y por sus heridas hemos sido curados.” ( Is. 53, 3-5)
Así el Profeta Isaías “prevé” la misión de Jesucristo, que carga sobre sí mismo nuestras dolencias y paga por nuestros delitos. Ahora, si Jesucristo, el Hijo el Dios, carga sobre sí mismo nuestros delitos y nuestras dolencias, si lo hace el El que es el inocente Hijo de Dios, más aun deberíamos hacerlo nosotros, como sociedad... Es verdad “Estamos muy lejos— come dice el profesor Luciano Eusebi, docente de derecho penal de la Universidad Católica de Milán, con sede en Piacenza, en su estudio en referencia a la “Reforma del Sistema Penal y Mediación” —en un siglo de polémicas sobre el positivismo, sobre el libre arbitrio, nadie pone en duda que el hombre sea libre, … Pero ante esta básica libertad del ser humano, es evidente que existen precondicionamientos estructurales para el ejercicio de cualquier libertad humana... Se necesita que la sociedad tome conciencia de su co-responsabidad en la génesis del fenómeno criminal. De esta concientización deriva el problema en una seria prevención. Si de verdad se quiere luchar contra el fenómeno criminal, acaba de decir el profesor Eusebi, la sociedad tiene que actuar sobre “los factores económico-financieros, sobre los factores de necesidad individual, sobre los factores sociales que determinan la adopción de conductas ofensivas hacia los bienes fundamentales para la convivencia civil”. Además: "...la sociedad civil realiza una verdadera prevención en la medida en que mantiene alto el consenso de los ciudadanos por la normas morales: “Una prevención eficaz y estable no se basa en el temor, mas bien en el consenso. No olvidando que nada refuerza más la autoridad del mensaje de una norma jurídica transgredida como el hecho de que el propio transgresor tome distancia de su propio comportamiento delictuoso, de manera de atestiguar entre la gente de su lugar de proveniencia una libre re-conquistada adhesión a las reglas fundamentales de la convivencia civil. Nada refuerza más que todo el derecho y mayormente desestabiliza las organizaciones criminales que una persona verdaderamente recuperada después de haber cometido un crimen.”
La “punición” según el Evangelio “Estamos todavía muy lejos del momento en que nuestra conciencia puede estar convencida de haber hecho todo lo posible para prevenir y reprimir la delincuencia de manera eficaz para que no continué perjudicando y, al mismo tiempo, para ofrecer a los que delinquen un camino para rescatarse y la posibilidad de una nueva, positiva inserción en la sociedad.” Así decía el Siervo de Dios Juan Pablo II, en el mensaje por el Jubileo de las cárceles del 9 de Julio 2000. Y en el llamado que el Santo Padre hizo de nuevo a la Iglesia y a todo el mundo acerca del bien de la paz, en el mensaje por la paz del 1º de Enero del 2005 titulado “No te dejes vencer por el mal: antes bien, vence al mal con el bien.” El mismo santo Padre afirma que : “El mal no se vence con el mal: por esta via, de hecho, mas bien que derrotar al mal, uno se hace vencer por el...” Por eso “la unica manera para salir del circulo vicioso del mal por el mal es aquel de acoger la palabra del Apóstol (Rom.12,21): “No te dejes vencer por el mal: antes bien, vence al mal con el bien.” (n.1) El Cardenal Carlo Maria Martini en el Congreso desarrollado en Bergamo el 13 de Mayo del 2000 acerca de “Culpa Pena, por una nueva cultura de la Justicia”, comentando el pasaje de la Sagrada Escritura tomado del libro del Génesis con respecto al asesinato de Abel por parte del hermano Caín, donde se expresa: “En este contexto fundamental se comprenden las indicaciones más importantes y precisas que la Revelación bíblica nos ofrece acerca del tema de la pena. Ellas se pueden expresar de esta manera: a) En la culpa está ya insita la pena: en ella, de hecho, - como van gradualmente tomando conciencia los pecadores de los cuales se habla en la Biblia – está ya insita una derrota, un fracaso, una humillación, un sufrimiento; b) La pena implica una nueva y más grande responsabilidad: quienes se han equivocado, de hecho, tendrán que asumir, como pena, responsabilidades más grandes y onerosas para ganarse de nuevo la vida; c) En todo caso, la pena no borra la dignidad del hombre y no lo priva de sus derechos básicos: Nadie es erradicado para ser encerrado en un lugar irreal y desnaturalizado. Quien se ha equivocado, negando la paternidad de Dios e infringido las relaciones pacíficas con el prójimo y consigo mismo tendrá que recorrer un sendero de regreso hacia la recuperación de la propia dignidad y hacia la reinserción en la comunidad. En este sentido, la pena consiste en el recorrer un verdadero camino de conversión; d) Con todo eso, Dios no fija el culpable en la culpa identificándolo con ella; El transmite a todos los culpables la esperanza en un futuro mejor, El apunta a la recuperación total, El les pide que no sigan cometiendo crímines y que enmienden el mal cumplido con gestos positivos de justicia y de bondad.” (Hechos del Congreso Pág. 29)
En este contexto entonces, continúa el Cardenal Martini, “…una punición que pase a través de la encarcelación es considerada como una intervención de emergencia, un extremo remedio para paliar una violencia gratuita e injusta, enloquecida e inhumana; es un remedio necesario para detener a quienes, impulsados por un instinto egoísta y destructivo, han perdido el control de si mismos, pisoteando los valores sagrados de la vida y de las personas y el sentido de la convivencia civil.” (Pág. 31)
Y en lo que se refiere la cárcel, la crítica del profesor Eusebi es de verdad demoledora:
“Intervenir en la libertad personal no representa, por ahora, una de la modalidades de respuesta a los hechos criminales; mas bien es la única respuesta...” Y ha añadido que, de hecho, la pena de la cárcel es vista como “reacción analógica que reproduce con respecto al condenado la negatividad del hecho culpable, según una perspectiva de reciprocidad (malum pro malo). Incluso si el derecho penal moderno anima a actuar en el sentido de la prevención, esta modalidad resulta siempre retributiva: prevención a través de la retribución…” “…En este sentido queda clarificado que la idea de Justicia basada en la pena como privación de la libertad entiende a la pena como un sufrimiento que se opone a un sufrimiento, una fractura que se añade a una fractura, como mal que responde a otro mal” ( la famosa ley del talión: Ojo por ojo…). Acerca de este asunto el profesor Eusebi declara sin lugar a dudas que “del mal no se puede esperar nada bueno. Esta afirmación vale ya sea desde un punto de vista ético, como racional.”
La “justicia” según el Evangelio En el Mensaje por el Jubileo de las cárceles del 9 de Julio del 2000 el Siervo de Dios Juan Pablo II, apelaba a los Gobernantes afirmando que: “Cada celebración de un Año Santo ha sido para la Iglesia y para el mundo, una ocasión para hacer algo en favor de la Justicia, a la luz del Evangelio. Estas citas se han vuelto un estímulo para la comunidad para analizar nuevamente la Justicia humana bajo el patrón de la Justicia de Dios. Solamente una serena valuación del funcionamiento de las Instituciones penales, un sincero reconocimiento de los objetivos que la sociedad persigue para enfrentar la criminalidad, una ponderación seria de los medios empleados para estas finalidades, han conducido y continuarán conduciendo, a identificar las correcciones que se necesitan” (Pág. 10) El cardenal Martini, por su parte, en el discurso pronunciado en el Congreso acerca de “Culpa y Pena” se expresa en estos términos en referencia a la nueva idea de Justicia que se encuentra en la Revelación de Dios: “En este horizonte de reflexiones, hay que subrayar, la importancia de tener en cuenta el deseo de Justicia que clama en el corazón de todos cuando somos ofendidos y heridos o cuando vemos a nuestro prójimo agredido y asesinado. Es necesario, de hecho, vigilar constantemente para que el deseo de Justicia no se vuelva venganza. Una pena prolongada infligida a los culpables o una ejecución capital puede satisfacer el odio que se desencadena en el corazón, mas no genera amor, reconciliación y vida. Una Justicia - que se vuelve posible solamente por el amor, incluso por los enemigos – pide mas bien recuperar para la comunidad al “hijo pródigo”, que ha perdido la dignidad, y nos obliga a actuar para sanar al enfermo, que sigue siendo parte de nuestro cuerpo social, para reconducirlo a una vida moral y reconciliada. Por otra parte, cada perdón, también el de Dios, exige el cambio del hombre culpable, la conversión de su corazón petrificado en corazón humano. Se trata, pues, de poner en acción el corazón en la intimidad de la persona, hasta llegar a la autodeterminación de “regresar” y volverse un hombre justo hermano e hijo, a costa de cualquier sacrificio. Para que esto se pueda dar, el culpable tiene necesidad de tiempo y ayuda: no basta el aislamiento ni sirve la intervención del verdugo; tiene necesidad de una presencia amistosa, ideal, de una guía iluminada y fuerte, de un médico del espíritu, pero también de una comunidad que trabajaa por su recuperación y está lista para acogerlo de nuevo.”
Revolucionar la idea de la Justicia
Y el profesor Eusebi se expresa en estos términos en lo que se refiere a la nueva idea de Justicia:
“...Pues la idea de la justicia no tiene que ser más la de la balanza, esta idea según la cual, quien sabe por qué argumento racionalmente sostenible, se puede obtener una ganancia a través de este mecanismo de añadir un mal a otro mal…; más bien hay que recuperar la idea de una respuesta sancionadora que busque una composición con respecto a la indiscutible fractura de las relaciones ínter subjetivas, representadas por el crimen… Al modelo de Justicia Retributiva (ojos por ojos… mal por mal) oponemos otro modelo (Justicia Reconciliadora) que entiende la pena como un recorrido que lleve a la Composición de la fractura creada por el crimen, a la Reconciliación con la sociedad y no a la separación de ella, que oponga al mal del crimen no el mal de la cárcel sino el bien de un Recorrido rehabilitante.”
Padre Bruno Oliviero
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